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domingo, 27 de enero de 2013

NO OLVIDEMOS LA PESCA CON AHOGADAS


LA PESCA CON MOSCA AHOGADA

Como pescador a mosca siempre he sentido una especial devoción por la pesca con mosca ahogada tanto con buldó como con sedal pesado.
Es esta motivación la que me ha llevado este año a coger con fuerza los materiales de ahogada y montar una buen colección para esta temporada de moscas ahogadas.
Después de leer con avidez el magnífico libro de José Luis García González,  Seda, Pluma y Acero, las moscas del manuscrito de Astorga, nos damos cuenta que nuestras moscas ahogadas, hoy ensombrecidas por los diferentes montajes de secas y ninfas, siguen manteniéndose vivas y con los mismos patrones de montajes y perfiles que siglos atrás, lo que demuestra claramente su efectividad.
No debemos olvidar que España ha dado al mundo de la pesca con mosca un estilo propio e inconfundible en el montaje de las moscas artificiales.
Quizás este estilo propio sea la causa de que esta efectividad radique en que este tipo de montaje no imita a un tipo de insecto en concreto, o un estado del mismo, sino que, más bien, su indefinición abarca un amplio abanico de insectos y los distintos estados por los que estos atraviesan. Puede parecer un insecto adulto ahogado o una efémera emergente, incluso una ninfa de tricóptero.
Desde luego lo cierto es que el mejor experto en moscas para la pesca, la trucha, hace ya más de cinco siglos que se pronuncia a favor de ellas y aún hoy sigue siendo engañada con la misma efectividad.

 La técnica de pesca con mosca ahogada y buldó para la captura de la trucha ha sido, sin duda, el arte del engaño con mosca artificial más importante de nuestro país. Es tan antigua como eficaz y reúne como ninguna otra técnica, tradición, arte y futuro.
  Antaño se utilizaban gruesos sedales, obtenidos con esmero y tras un delicado proceso de extracción y transformación de la seda del gusano. Alguien tuvo la genial idea de sustituir uno de los anzuelos por un pequeño corcho rectangular, evitando así que el sedal girase sobre su propio eje, y con ello los enredos del aparejo.
  Hoy en día, la seda del gusano ha sido sustituida por los modernos monofilamentos sintéticos y el corcho por el buldó o boya, aumentando la ligereza y resistencia del aparejo, sin disminuir un ápice la efectividad original.


PESCA CON BOYA O BULDÓ
Para todos aquellos que quieran probar o iniciarse en este tipo de pesca precisan solamente de un equipo  básico de lance  ligero compuesto por:   
Caña: Ligera y resistente. Con una longitud entre 1,8 y 3 metros, suele ser suficiente para adaptarse a todo tipo de ríos, permitiéndonos en cada caso mantener la caña en la posición adecuada para hacer navegar nuestras moscas a la profundidad correcta. Es esencial que la puntera de la caña no sea excesivamente blanda, para poder transmitir a través de ella el movimiento que dará vida a nuestras moscas. De la misma forma, podremos hacer bailar a la primera mosca del aparejo, la bailarina o saltona, sobre la superficie del agua, de tal manera que se asemeje a un insecto de río en plena puesta de huevos, provocando en ocasiones el fulminante ataque de la pintona.
Carrete: No precisa de unas características especiales. La velocidad de recuperación no tiene por qué ser muy elevada. Deberá ser capaz de proporcionarnos la velocidad adecuada para mantener en todo momento la suficiente tensión en la línea, facilitando que la trucha se clave sola.
  Aparejo: Se compone del 'buldó' o boya y varias moscas atadas tal y como se observa en las figuras. El 'buldó' se rellenara con agua hasta alcanzar el peso ideal para efectuar los lances que precisemos. La longitud total de la cuerda será función de varios factores: número de moscas con el que queramos pescar, la longitud de la caña, y del tipo de río que estemos pescando.
                   
La primera mosca anterior al buldó es la llamada Rastro, las siguientes desde el buldó a la caña son Ahogado, Semiahogado, Semibailarín y Bailarín.
  En cuanto al tipo de moscas que componen la cuerda, hay infinidad de combinaciones. La regla universal a tener en cuenta a la hora de seleccionar el color de las moscas es: Tonos oscuros para el comienzo de la temporada y más claros según va avanzando ésta. Aunque, como en todo, es el pescador y su experiencia el que debe encontrar cuál es la combinación ideal para cada situación.

Mosca ahogada con Cola de Rata

  Deberán ponerse como máximo tres moscas en el bajo de línea, ya que un número mayor, casi con toda seguridad, causará enredos al efectuar los lances. La forma más cómoda de pescar es río abajo, lanzando con un ángulo no inferior a 45º, tensando la línea y dejando que las moscas deriven describiendo un arco. Es una técnica similar a la empleada con el salmón.
  Puede pescarse también aguas arriba. Los menos expertos necesitaremos entonces un indicador de picada, ya que esta pesca se asemeja mucho a la pesca con ninfa.